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Uno de los objetivos fundamentales para toda la Educación Secundaria Obligatoria y para el Bachillerato es potenciar la educación en la comprensión, respeto y valoración del patrimonio histórico.

También para las asignaturas que imparte el departamento de Cultura Clásica, al que pertenecemos, es objetivo básico reconocer y valorar los factores culturales grecorromanos heredados que se han convertido en patrimonio universal.

           

Y para que estos objetivos alcancen su cumplimiento creemos que es necesario que los alumnos puedan comprender y disfrutar estas manifestaciones patrimoniales.

 

Hasta ahora, sin embargo, se apreciaba en España que el mundo científico, investigador y protector de yacimientos concedía escasa importancia a su difusión y divulgación, que, en el mejor de los casos no iba más allá de libros y revistas especializadas o meros folletos informativos. Los rincones arqueológicos se mostraban al público como un lugar lleno de códigos específicos a los que sólo llegaban los especialistas, pero incomprensibles para la mayoría de ciudadanos.

 

Actualmente, hemos observado grandes cambios respecto a esta cuestión, debido en buena parte a la entrada de la cultura en circuitos de consumo y acordes a un turismo de masas. No obstante, la difusión que exige el patrimonio arqueológico debe llevarse sin menoscabo del rigor científico que toda labor de Arqueología exige, salvando su integración y conservación, pero haciéndolo comprensible a un público mayoritario. Para ello, los yacimientos deben ser adecuados a las visitas del público, buscando la conveniente fusión entre el mundo científico y la acción divulgadora.

 

Un yacimiento arqueológico es fuente primaria para el conocimiento de nuestro pasado, en nuestro caso del hispano-romano, sin embargo, para decodificar su lectura se precisa de la ayuda de informaciones complementarias. Así pues, consideramos que la arqueología debe abordar su trabajo, por un lado, progresando en el conocimiento de la historia, y, por otro, acercando sus resultados al público en general.

 

Acorde con esta situación surge un tipo de “espacios de presentación” como son las aulas arqueológicas o centros de interpretación. Estos espacios han proliferado en Europa donde se realizan museos al aire libre o en recintos acondicionados junto a los yacimientos para destacar los períodos de máximo esplendor de su propia historia.

 

En consonancia con lo que está ocurriendo en Europa, también en España las intervenciones sobre el patrimonio han cambiado sustancialmente, trascendiendo los círculos puramente académicos y de investigación en aras de conseguir una mayor difusión. En nuestra Comunidad, desde 1996, la Junta de Castilla y León ha organizado varios cursos en colaboración con la Unión Europea y financiados por el Fondo Social Europeo, en los que se han estudiado ejemplos de puesta en valor del patrimonio en otros países del entorno comunitario, Francia, Gran Bretaña y Holanda especialmente, así como en otras Comunidades como Galicia, País Vasco, Navarra, Madrid, Andalucía y Cataluña. El patrimonio queda integrado en amplias ofertas turístico-culturales que ponen al alcance de la sociedad el rico bagaje cultural.

 

En este sentido, el Aula Arqueológica nace para que un visitante no especializado sea capaz de acercarse y entender lo que ve sin necesidad de intermediarios. Por ello, no debe tener contenidos dirigidos más a profesionales que al público general. Es preciso usar un lenguaje accesible para el visitante no experto y ofrecer un lenguaje sencillo a quien no le interese profundizar más, acompañado de un material gráfico significativo. Se pretende una óptima observación y comprensión de los restos visibles, además de recrear los ambientes y toda la serie de rasgos y curiosidades sobre los antiguos moradores del lugar arqueológico. Las Aulas pueden convivir perfectamente con los museos: en éstos se exponen las colecciones de objetos hallados en las excavaciones y se posibilita su conservación y mantenimiento; en aquéllas, los protagonistas no son los restos arqueológicos, sino su significado, lo que éstos representan y cómo explican los contextos sociales y económicos de los yacimientos y su entorno.

 

 Una de sus claves reside en el modo de exponer. Se utilizan los recursos más en alza, gráficos, visuales y multimedia: vídeos, diaporamas, programas de ordenador; y se incorpora otra serie de recursos interactivos que propicien la participación del visitante: paneles interactivos, objetos no originales que se puedan manipular, juegos y talleres didácticos. En definitiva, todo aquello que haga caer al visitante en la curiosidad de su descubrimiento y exploración.

 

Dado lo anteriormente expuesto, nos pareció interesante dar a conocer esta oferta intermedia entre el museo y el yacimiento, puesto que ofrece la ventaja de que el alumno use los objetos, ya que son reproducciones de originales, y no golpee su cabeza contra la vitrina del museo o deje allí sus huellas dactilares. Además, podía ser aprovechado como un interesante recurso didáctico por los profesores en general para poder llevar a cabo los objetivos arriba señalados. Y en concreto para los profesores de Cultura Clásica, Latín y Griego, presenta un filón altamente aprovechable como apoyo a las clases convencionales, dado que la oferta de Aulas hispano-romanas en nuestra región es muy elevada y de contenido variado. En ellas, en general, se fomenta la participación directa del visitante: éste  puede convertirse por un rato en soldado romano, en capataz de una villa, disfrazarse de ciudadano con su toga correspondiente o tumbarse en un triclinium. Pero todo ello en un contexto real reproducido casi siempre con fidelidad y con soluciones imaginativas y atractivas.

 

Las Aulas que hemos visitado han sido las siguientes:

 

  • Tres de asunto bélico-militar: Numancia, Pisoraca y Petavonium.

  • Una monográfica sobre la explotación minera: Las Médulas.

  • Por último, dos dedicadas a la vida urbana y a la villa rustica: Medinaceli y Aguilafuente.

 

Todo cuanto hemos expuesto en esta presentación responde a lo que podríamos denominar la “teoría didáctica oficial” que sustenta la creación y difusión de las Aulas Arqueológicas. Ahora se hace necesario, por tanto, comprobar sobre el terreno de un número significativo de ellas cuál es su realidad y si ésta cuadra con la mencionada teoría. Vamos, pues, a presentaros un grupo de Aulas Arqueológicas tanto desde un punto de vista general, realizando un sucinto recorrido por cada una, como particular, analizando los elementos de mayor interés didáctico que ofrecen.

 

 

 

 

 

 

Aulas arqueológicas: Roma en Castilla y León

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